68% de trabajadores aprueba la reducción de jornada laboral

Los resultados de una encuesta de OCC revelan que 68% de los trabajadores prevé un impacto positivo al reducirse la jornada laboral en México, destacando el balance vida-trabajo e incremento de productividad.

Una amplia mayoría de los trabajadores confía en que implementar una reducción de la jornada laboral en México tendría efectos positivos en diversas áreas. Y si bien anticipan un impacto favorable, indican una falta de claridad sobre la implementación de esta medida, lo que les genera incertidumbre.


En este contexto, se han presentado diversas propuestas para llevar a cabo esta transformación en el ámbito laboral. Desde plazos diferenciados según el tamaño de las empresas hasta la creación de programas piloto para evaluar la productividad, diversas iniciativas buscan garantizar una transición efectiva y gradual.


Según una encuesta realizada por OCC, 68% de los trabajadores percibe un impacto positivo al reducirse la jornada laboral, mientras que solo 10% considera que pocas cosas cambiarán. Esta tendencia es más pronunciada en los sectores automotriz e ingeniería, donde más de 61% y 70% de ellos apoyan la medida, respectivamente.


Entre las expectativas positivas se destaca el balance vida-trabajo (56%), incremento de productividad (25%) y la reducción del estrés, la ansiedad y la fatiga (19%). Sin embargo, 47% de los encuestados señala la falta de claridad sobre la forma de implementar la disminución del límite legal de horas de trabajo.


Esta percepción se acompaña de la incertidumbre sobre el posible incremento de las plantillas en las empresas o mayores cargas laborales para mantener los niveles de operación con el personal existente, indican los resultados de la encuesta Termómetro Laboral.


Avances legislativos y propuestas de implementación

El panorama legislativo en México también muestra avances en materia de reducción de la jornada laboral. En la Cámara de Diputados se encuentran en revisión seis proyectos de reforma constitucional que buscan este objetivo. Una de las principales diferencias respecto a propuestas anteriores radica en la gradualidad en la implementación.


Sin embargo, aún quedan pendientes aspectos como la flexibilidad y los incentivos fiscales para acompañar esta modificación. Las iniciativas presentadas establecen el reconocimiento de dos días de descanso por cada cinco de trabajo, lo que implica una reducción de 48 a 40 horas semanales en el límite legal.


Entre las nuevas propuestas de implementación, se destacan diversas rutas que buscan facilitar la transición hacia una jornada laboral reducida. Estas incluyen la entrada en vigor en 365 días naturales, otorgando un plazo adicional de seis meses para que el Congreso de la Unión armonice las legislaciones secundarias.


También la implementación de la nueva jornada laboral con plazos diferenciados por tamaño de empresas: tres años y medio para micronegocios, dos años para centros de trabajo pequeños, un año y medio para empresas medianas y seis meses para grandes compañías.


La creación de un programa piloto de un año coordinado por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) y Economía (SE), con el propósito de recopilar información y evaluar la productividad. Posteriormente, se otorgarían 180 días a la autoridad laboral para convocar a mesas de trabajo y definir una transición gradual.


Implementación escalonada con un año de plazo para realizar adecuaciones organizacionales. En el primer año de vigencia, se laboraría media jornada en el sexto día de actividades, y en el segundo año, se disfrutaría plenamente de dos días de descanso por cada cinco de trabajo.

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