Aranceles recíprocos impactarían a economías vulnerables

Los nuevos aranceles afectan desproporcionadamente a las economías pequeñas y vulnerables, sin reducir significativamente el déficit comercial estadunidense ni generar ingresos adicionales.

El panorama del comercio global se ve alterado por las medidas comerciales adoptadas por Estados Unidos, que incluyen aranceles de 10% o más sobre productos provenientes de diversos países. Estas acciones plantean serios desafíos, especialmente para las economías pequeñas y vulnerables, que se verían afectadas de manera desproporcionada por el impacto económico de estos aranceles.


Global Trade Update analiza la implementación de aranceles recíprocos por parte de Estados Unidos, con el objetivo de equilibrar los déficits comerciales bilaterales. Estas tarifas, aunque actualmente suspendidas por un período de 90 días, representan una amenaza potencial para las economías más sensibles debido a su capacidad para afectar desproporcionadamente su exportaciones al mercado estadounidense.


El informe destaca que, a pesar de que los países pequeños y menos desarrollados representan solo una parte marginal del déficit comercial de EU, la imposición de aranceles recíprocos perjudicaría gravemente su potencial de crecimiento económico. Muchos de estos socios comerciales generarían ingresos adicionales mínimos para Estados Unidos, incluso si se mantuvieran los volúmenes de importación actuales.


En algunos casos, los nuevos aranceles aportarían menos de 1% de los ingresos actuales por derechos de aduana en Estados Unidos. La aplicación de estos nuevos costos exacerbaría el riesgo económico para las economías vulnerables al dificultar su capacidad de diversificación económica.


Países que dependen principalmente de la exportación de productos minerales, como Zambia y República Democrática del Congo, verían afectado aún más su potencial de generación de valor agregado. Esta situación llevaría a un círculo vicioso de dependencia económica y vulnerabilidad ante futuras fluctuaciones en los precios de las materias primas.


Es importante considerar que algunos socios comerciales exportan productos agrícolas que no se producen en Estados Unidos y para los que existen pocos sustitutos. Aumentar los aranceles sobre estos productos generaría ciertos ingresos adicionales, pero también es probable que se traduzca en precios más altos para el consumidor estadunidense.


Esta situación plantea un dilema complejo en el que la política comercial de Estados Unidos debe considerar no solo sus propios intereses económicos, sino también el impacto potencial en las economías vulnerables y el bienestar de los consumidores.


La suspensión actual de 90 días ofrece una oportunidad crucial para reevaluar el trato que reciben las economías pequeñas y vulnerables por la política arancelaria. Es un momento clave para considerar su exclusión de unos aranceles que ofrecen pocas o ninguna ventaja para la política comercial de EU pero que pueden causar graves perjuicios económicos en el extranjero.


En lugar de recurrir a medidas proteccionistas que generarían más daño que beneficio, se debe buscar una solución que promueva un comercio justo y equitativo para todos los participantes. Esto incluiría la negociación de acuerdos comerciales que beneficien a las partes involucradas, la promoción de la diversificación económica en los países vulnerables y el fomento de inversiones que impulsen el desarrollo sostenible.

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