Desafíos al cuantificar el nearshoring en México

Aún existen interrogantes sobre la competitividad de México para atraer inversión global, a pesar de su integración con las cadenas de suministro norteamericanas.

El nearshoring sugiere que, a medida que las empresas buscan diversificar sus cadenas de suministro fuera de China, México emergerá naturalmente como un beneficiario principal. La realidad, como revela el Monitor de Inversiones en México, de Deloitte, presenta una imagen diferente. 


La Inversión Extranjera Directa (IED) a nivel mundial ha disminuido 31% desde su máximo en 2016, siendo particularmente notable la caída en China, donde la IED neta ha disminuido casi 90% desde 2021. Sin embargo, las inversiones que salen de China no han llegado a México. En su lugar, otras economías asiáticas han capturado la mayor parte de estos flujos de inversión redirigidos. 


Emiratos Árabes Unidos con un crecimiento del 124%, Japón con 115%, Singapur con 67%, Corea con 45% y Vietnam con 33% han experimentado aumentos significativos en la IED acumulada en periodos de cinco años (2014-2018 frente a 2019-2023). En contraste, el crecimiento de México ha sido casi nulo, con solo 1%.  


Esta disparidad plantea interrogantes sobre la competitividad de México para atraer inversión global, a pesar de sus ventajas de proximidad al mercado estadounidense y su integración con las cadenas de suministro norteamericanas, menciona Daniel Covarrubias, director del Texas Center for Border Economic and Enterprise Development de la A.R. Sanchez, en T21. 


La Inversión Ectranjera Directa no es mucha

La IED se clasifica generalmente en tres componentes: reinversión de ganancias, nuevas inversiones y cuentas interempresariales. Analizando las nuevas inversiones, Deloitte muestra que en el segundo trimestre de 2024 estas ascendieron a 29,000 millones de dólares, con una proporción respecto al PIB de 0.3% en 2023, el mismo nivel que en 1972.

 

Sin embargo, aquí es donde la narrativa toma un giro inesperado. Mientras que las cifras de inversión presentan un panorama desalentador, los datos de comercio cuentan una historia diferente. El sector exportador de México ha experimentado una transformación extraordinaria, con un crecimiento promedio del 8.3% anual desde diciembre de 2019, frente al modesto 1.3% de la actividad económica general. 


El sector manufacturero ha sido clave, creciendo a una tasa promedio de 2.3% anual. Subsectores como la fabricación de equipos eléctricos crecieron 5.5%, la industria automotriz 4.8% y la producción de accesorios para computadoras y móviles 3.4%. Estos datos sugieren que, aunque no hay mucha inversión nueva, se está utilizando la capacidad existente de manera más intensa. 


Esta divergencia entre inversión y comercio ha resultado en un cambio histórico: en 2023, México superó a China y Canadá como principal socio comercial de Estados Unidos, y esta tendencia se ha mantenido en 2024. Las importaciones estadounidenses desde México han crecido de manera constante, mientras que las de China han disminuido.  


Estados como Texas, California y Michigan lideran las importaciones desde México. El USMCA y los aranceles estadounidenses sobre productos chinos han influido en estos cambios. Sin embargo, tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la situación es incierta. Donald Trump ha propuesto aranceles de hasta 200% sobre las importaciones mexicanas.


De cara al futuro, los datos sugieren que, aunque el nearshoring es más complejo de lo previsto en términos de inversión, la integración de las cadenas de suministro norteamericanas continúa profundizándose. México debe traducir este aumento del comercio en inversión sostenida y desarrollo económico.

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