Transformación en clasificación de fondos ESG y su impacto en inversiones sostenibles

La movilidad eléctrica se perfila como una de las áreas de inversión más prometedoras en la actualidad.

La sostenibilidad se ha convertido en un eje fundamental en las decisiones de inversión, no solo por la presión social y ambiental, sino también por la clara percepción de que las empresas y proyectos que incorporan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), tienden a ser más resilientes y, a largo plazo, más rentables.


Las regulaciones financieras han cobrado un papel protagónico, estableciendo marcos normativos que promueven la transparencia y la rendición de cuentas en las inversiones.


La normativa suiza y de la Unión Europea sobre finanzas sostenibles, incluyendo el Reglamento de Divulgación de Información sobre Finanzas Sostenibles

(SFDR) y Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID II), han sido hitos importantes en este sentido.


Se espera la publicación de SFDR 2.0, que traerá consigo normas más claras y un nuevo sistema de etiquetado para los fondos ESG, brindando una mayor claridad a los inversores.



El enfoque de JSS Sustainable Equity- Green Planet

Por su parte, el fondo JSS Sustainable Equity- Green Planet ha definido un enfoque de inversión que se centra en cuestiones medioambientales clave, buscando financiar a aquellas compañías que dedican su actividad a mejorar el medio ambiente, abordando temas como la protección de ecosistemas, la eficiencia de recursos y las energías del futuro.


Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también representa una oportunidad de inversión con alto potencial de crecimiento. En este sentido, la movilidad eléctrica se perfila como una de las áreas de inversión más prometedoras en la actualidad, con avances significativos en la transición hacia vehículos más limpios.


Mercados como China y Europa están a la vanguardia de esta transformación, impulsados por un enfoque diversificado en la movilidad eléctrica. A pesar de los obstáculos que enfrenta el sector automovilístico global, como la reducción de subvenciones y la debilidad en los presupuestos, la tendencia hacia la eliminación de los combustibles fósiles está en marcha, impulsada por innovaciones técnicas.


La movilidad eléctrica no solo representa una respuesta a la necesidad de reducir la huella de carbono, sino que también abre nuevas oportunidades de inversión. La infraestructura de recarga se perfila como un desafío a superar, pero la creciente demanda y la inversión en innovación auguran un futuro prometedor para este sector.


La transición hacia vehículos eléctricos se presenta no solo como una necesidad ambiental, sino como una oportunidad de inversión con un potencial significativo de crecimiento a largo plazo.

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