Trump sacude finanzas sostenibles: inversión cae 8,600 mdd
La inversión sostenible enfrenta desafíos debido a la política anti-ESG de Donald Trump, con salidas récord de fondos y erosión de la confianza en los criterios ESG.

El primer trimestre de 2025 ha sido testigo de un evento significativo en el mundo de las finanzas sostenibles: los fondos globales etiquetados como sostenibles registraron salidas netas por 8,600 millones de dólares (mdd), una cifra histórica que refleja la creciente presión política y regulatoria. Este cambio de rumbo evidencia una desconfianza creciente en este tipo de inversiones.
Esta tendencia se ve especialmente agravada por el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, cuya administración ha impulsado una agenda anti-ESG que ahora resuena más allá de las fronteras. En este nuevo contexto, las finanzas sostenibles enfrentan el desafío de mantenerse relevantes y resilientes frente al escepticismo político y financiero. El panorama global revela un cambio significativo en la percepción de las inversiones sostenibles, con señales de desaceleración en varias regiones del mundo.
Estados Unidos lideró la retirada con 6.100 mdd en salidas, sumando su décimo trimestre consecutivo en números rojos. Europa sorprendió al registrar salidas netas por primera vez desde 2018, y Asia —incluido Japón— también mostró signos de desaceleración. Este escenario contrasta con mercados como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que lograron atraer modestos flujos positivos. Sin embargo, el impacto general sobre las tasas de crecimiento orgánico revela una contracción preocupante para las finanzas sostenibles en la era de Trump.
Europa, históricamente la región más fuerte en inversión ESG, también ha empezado a replegarse. Los fondos europeos sostenibles perdieron 1,200 mde, una cifra sin precedentes atribuida principalmente a estrategias activas. Solo los fondos pasivos lograron captar flujos, aunque con una caída de 72%. Las políticas estadounidenses están influyendo directamente en este cambio. El escepticismo promovido por Trump hacia temas como cambio climático y diversidad ha cruzado el Atlántico, afectando el apetito inversor en la Unión Europea. A esto se suma una creciente complejidad regulatoria, lo que plantea nuevos desafíos para los actores del sector.
En un intento por navegar en este entorno más hostil, las finanzas sostenibles están cambiando su lenguaje y narrativa. Se observa un movimiento hacia términos como “transición” o “climático” como sustitutos estratégicos de las etiquetas explícitamente asociadas con la agenda ESG. Este cambio busca evitar las tensiones políticas asociadas a dichas etiquetas, mientras se mantiene una imagen de compromiso ambiental y social.
El reto de la rentabilidad con propósito
La administración Trump ha impulsado una serie de medidas que han debilitado el marco institucional para las inversiones responsables. La eliminación de guías pro-ESG para fondos de pensiones, y la presión legal sobre prácticas DEI, ha elevado el riesgo normativo en Estados Unidos. Esto ha obligado a los gestores globales a adoptar posturas más conservadoras, no solo en sus carteras, sino también en su comunicación pública.
En este contexto complejo, las finanzas sostenibles en la era de Trump necesitan fortalecer su narrativa, vincular resultados medibles a impactos sociales y climáticos, y demostrar rentabilidad con propósito. El reto es enorme, pero no imposible. Ya se están viendo señales de consolidación, rediseño de productos y exploración de estrategias más transparentes y efectivas. Las gestoras deberán centrarse en generar evidencia sólida que respalde sus afirmaciones sobre el impacto positivo de las inversiones sostenibles.
El retroceso de los fondos sostenibles no es el fin, sino una oportunidad para demostrar su verdadera fortaleza y capacidad de adaptación. Es necesario redefinir las reglas del juego y adoptar un enfoque más estratégico que contemple los desafíos actuales. El futuro de las finanzas sostenibles dependerá de la capacidad de los actores del sector para innovar, adaptar sus estrategias y construir una narrativa sólida basada en resultados tangibles.
Las inversiones sostenibles tienen el potencial de generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, pero requieren un enfoque más resiliente y adaptable para navegar en la nueva era. La inversión en sostenibilidad no solo es una elección ética, sino también una estrategia inteligente para el futuro a largo plazo.