Brasil tiene un largo camino por recorrer en su transición energética
La transición energética busca reemplazar los combustibles fósiles por fuentes renovables para reducir emisiones y promover un sistema energético sostenible, pero el camino de Brasil es largo.

El desafío energético global actual es innegable. La transición energética, proceso crucial para reemplazar gradualmente las fuentes fósiles por alternativas renovables y sostenibles, se erige como una de las metas primordiales en el ámbito mundial. Esta transformación busca mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y ampliar la eficiencia energética, también construir un sistema energético más resiliente y accesible para todos.
Brasil, con su papel estratégico en materia de energía renovable, se encuentra en primera línea de esta transformación. Aunque el país posee una matriz energética considerada una de las más limpias del mundo, con énfasis en la energía hidráulica y el uso de biocombustibles, aún existen desafíos significativos que debe abordar para asegurar una transición energética exitosa.
A menudo, la transición energética se simplifica a un mero cambio de combustibles fósiles por fuentes renovables. La transición energética en su totalidad implica cambios profundos en los modelos de producción, distribución y consumo de energía. Modernizar las redes eléctricas, implementar nuevas tecnologías para almacenar y transportar energía como el hidrógeno verde, así como promover la eficiencia energética a todos los niveles, son pasos inevitables.
A pesar de su matriz energética limpia, Brasil reconoce que aún tiene un largo camino por recorrer en su transición energética. La dependencia de las centrales termoeléctricas durante los períodos secos, el aumento constante de la demanda de electricidad y la necesidad de expandir fuentes como la solar y la eólica son desafíos importantes que deben abordarse con estrategias integrales.
La inversión en energías renovables no solo contribuye a la mitigación del cambio climático, también genera empleos locales, reduce la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y aumenta la resiliencia energética. Brasil, gracias a sus condiciones naturales extremadamente favorables para la energía solar, eólica y de biomasa, se encuentra en una posición estratégica para liderar este proceso.
Las políticas públicas juegan un papel fundamental en la regulación, fomento y financiación de los cambios estructurales necesarios para una transición exitosa. Programas como Proinfa (Programa de incentivos para fuentes alternativas de electricidad) y RenovaBio, la Política Nacional de Biocombustibles, establecida por la Ley, demuestran el impacto positivo que las políticas públicas pueden tener en el desarrollo del sector energético renovable.
La transición energética es un componente esencial del desarrollo sostenible global. Al promover la diversificación energética, reducir las emisiones de GEI y estimular la innovación tecnológica, se crea un camino hacia un futuro más limpio, equitativo y próspero para todos. Brasil, al asumir un liderazgo activo en esta transformación, contribuye a la construcción de un futuro sostenible para su propio país e inspira a otros países a seguir este camino.