Combustibles alternativos para un transporte logístico verde
La industria logística busca reducir su impacto ambiental a través de biocombustibles y alternativas energéticas en transporte aéreo, marítimo y terrestre para alcanzar las metas climáticas del Acuerdo de París.

En el marco del Día de la Tierra, celebrado cada 22 de abril, la industria logística se encuentra en una encrucijada crucial: reducir su huella de carbono y avanzar hacia prácticas más sostenibles. Este desafío no solo es un compromiso ambiental, sino también una exigencia competitiva en un mundo cada vez más consciente del impacto del cambio climático.
La transformación hacia cadenas de suministro verdes requiere la adopción de combustibles alternativos y tecnologías innovadoras que permitan disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a lo largo del ciclo de vida de los productos. En este contexto, el sector logístico se encuentra explorando diversas opciones para descarbonizar sus operaciones.
El transporte marítimo, responsable de 3% de las emisiones globales de GEI, enfrenta la presión de cumplir con objetivos ambiciosos establecidos por la Organización Marítima Internacional (OMI). Para reducir al menos 50% las emisiones totales para 2050 respecto a los niveles de 2008, se están impulsando alternativas como el metanol verde, el Gas Natural Licuado (GNL) y el amoníaco verde.
Empresas como Maersk ya han implementado buques propulsados por metanol neutro en carbono, mientras que otras exploran motores y embarcaciones experimentales para operar con amoníaco verde. En el ámbito terrestre, los biocombustibles como el biodiésel, el aceite vegetal hidrotratado (HVO) y el biogás se presentan como soluciones viables a corto y mediano plazo.
Además, la electrificación de flotas de camiones es una tendencia en auge, impulsada por avances tecnológicos y políticas públicas que promueven la adopción de vehículos eléctricos. Según el reporte Truck Study 2024, se estima que para 2030 más del 20% del transporte sea electrificado.
El ferrocarril, considerado el modo de transporte más eficiente en emisiones por tonelada transportada, también está avanzando hacia la descarbonización. Europa y Asia han priorizado la electrificación, mientras que Norteamérica apuesta por el hidrógeno verde. Alemania, por ejemplo, ya opera trenes Coradia iLint impulsados por hidrógeno en rutas regionales. Estos trenes tienen una autonomía de 1,000 km y solo emiten vapor de agua.
En México, la electrificación ferroviaria aún es marginal, pero proyectos como el Tren Interoceánico en desarrollo y el Tren Maya podrían ser oportunidades para integrar tecnologías limpias. Es fundamental considerar la sostenibilidad desde la concepción de estas infraestructuras para contribuir a la reducción de la huella de carbono en el transporte.
La transición hacia una logística más verde y resiliente exige un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas e instituciones. La inversión en infraestructura, investigación y desarrollo de nuevas tecnologías es crucial para acelerar la adopción de combustibles alternativos y prácticas sostenibles.
En el Día de la Tierra, el compromiso con la descarbonización de la industria logística se convierte en una responsabilidad compartida para construir un futuro más sostenible. Es importante destacar que la Transición hacia una economía baja en carbono no solo es un imperativo ambiental, sino también una oportunidad económica.
La adopción de tecnologías limpias y la implementación de prácticas sostenibles pueden generar nuevos mercados, empleos e innovaciones, impulsando el desarrollo económico y social; más importante aún: contribuir a mitigar el cambio climático y construir un futuro más verde para todos.