Adiós a la dependencia de Europa del gas ruso

El corte del suministro de gas ruso a Europa a través de Ucrania reducirá la dependencia energética del continente y promoverá la transición hacia un modelo más sostenible.

A partir del 1 de enero de 2025 cesó el flujo de gas procedente de Rusia hacia Europa a través de las conductos de Ucrania. Esta decisión por parte del gobierno de Volodímir Zelenski fue anunciada con anticipación, ya que el contrato con la gasista estatal Gazprom no sería renovado después del 31 de diciembre pasado.


La desagradable situación persistió, siendo la dependencia del gas ruso en el centro y este de Europa un factor determinante que provocó una crisis profunda en el modelo energético europeo, de la cual muchos países aún se encuentran en proceso de recuperación.


Cabe mencionar que a diferencia del sector petrolero, el gas ruso carece de sanciones europeas, lo que representa una paradoja respecto a su papel como fuente de ingresos para Moscú. Así, con el cierre de la vía ucraniana, Polonia también interrumpió el gasoducto que transportaba gas ruso a través de Bielorrusia, mientras que el Nordstream, la conexión que vincularía a Rusia con Alemania, fue inhabilitado por un sabotaje aún no esclarecido.


Si bien el gas bombeado a través de Ucrania representaba únicamente 5% de las importaciones de gas de la Unión Europea (UE), el corte impactará en varios países del continente, como Eslovaquia, Hungría, Austria, Bulgaria y Moldavia, este último fuera de la UE.


Reacciones de los países afectados

La decisión de Kiev, aunque esperada, generó reacciones adversas entre algunos socios, especialmente entre los países sin acceso directo al mar, como Hungría y Eslovaquia, cuyos líderes muestran una notable afinidad con Rusia. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, quien realizó una visita a Moscú hace una semana, amenazó con cortar el suministro eléctrico a Ucrania.


Esta tensión resalta la creciente brecha en la UE con relación a las relaciones con Moscú, así como el desafío que los costos energéticos representan para el modelo de crecimiento europeo. A pesar de estos obstáculos, cualquier medida que contribuya a disminuir la dependencia energética de Europa de Rusia se considera un avance significativo hacia la autonomía.


Si bien las consecuencias se sentirán en el corto plazo, esta decisión abriga la esperanza de desincentivar los ingresos que financian la guerra en Ucrania y acelerar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables.

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