China, del crecimiento económico a la seguridad nacional
El contrato social en China evoluciona, priorizando la seguridad sobre el crecimiento económico, mientras se busca abordar preocupaciones medioambientales.

La dinámica del nuevo contrato social en el país asiático ha dado un viraje clave, guiado por la imperante necesidad de adaptarse a los retos socioeconómicos contemporáneos.
Si bien la búsqueda de crecimiento económico sostenido ha sido orquestado por el Partido Comunista del país (PCC), la incapacidad de sostener tasas de crecimiento de dos dígitos ha llevado a un replanteamiento del mismo.
La transición hacia la inclusión de la seguridad como pilar fundamental refleja una respuesta estratégica a los desafíos económicos y sociales actuales. La relevancia de esta evolución es innegable, ya que se plantea el deber del estado en la vertiente económica, y en garantizar la estabilidad y seguridad de la población.
Un nuevo acuerdo social
Históricamente, el contrato social en China se fundamentaba en un intercambio entre el crecimiento económico sostenido ofrecido por el estado y la aceptación de limitaciones a las libertades civiles y políticas por parte del pueblo. Sin embargo, el actual escenario plantea la necesidad de repensar este acuerdo, dado que el crecimiento vertiginoso ha dejado de ser una constante.
Esta situación ha llevado a los dirigentes chinos a evidenciar un cambio de enfoque, buscando impulsar una demanda interna que se ha visto ralentizada, a la vez que proponen medidas para reactivar la economía en un contexto de creciente desafío, como menciona Ana Palacio, quien fue ministra de asuntos exteriores de España y vicepresidenta sénior y consejera jurídica general del Grupo Banco Mundial, en El Economista.
El PCC ha tomado la iniciativa de implementar medidas destinadas a acelerar la recuperación económica, adaptando su política monetaria de una postura prudentemente a una más flexible, a fin de fomentar un crecimiento más sostenido y recuperarse de la caída en los índices económicos.
La búsqueda de un equilibrio entre la demanda interna y la continuidad de las exportaciones, especialmente hacia Europa, refleja un intento por diversificar las fuentes de ingresos y mitigar la dependencia de mercados específicos.
Liderazgo medioambiental
El liderazgo medioambiental asumido por China se manifiesta no solo como una estrategia geopolítica, sino también como una respuesta a las inquietudes de la población. La contaminación y los desafíos ambientales han generado un llamado interno por parte de los ciudadanos, impulsando al gobierno a adoptar un enfoque más proactivo en la conservación del entorno.
En tanto, la desigualdad económica, especialmente entre regiones, se ha acentuado en los últimos años, generando un flujo migratorio desde las áreas rurales hacia las ciudades en busca de oportunidades. Este fenómeno plantea un reto significativo para el gobierno de Xi, quien deberá encontrar soluciones que promuevan el crecimiento urbano y garanticen la equidad y el bienestar de la población en su conjunto.