Inversores exigen datos verificables en sostenibilidad
Los inversores en 2025 exigen datos verificables y análisis profundos sobre sostenibilidad, adoptando la evaluación del ciclo de vida (LCA) como nuevo estándar.

En la actualidad, la inversión ESG ha cobrado una relevancia como un pilar esencial en la toma de decisiones de inversión ante la creciente conciencia social sobre los desafíos medioambientales y las desigualdades globales.
La sostenibilidad ha pasado a ser un criterio fundamental, impulsado por la demanda de los consumidores y las presiones regulatorias, lo que ha llevado a los inversores a replantear sus aproximaciones tradicionales.
2025 marca un punto de inflexión, pues la evolución en la percepción sobre las calificaciones ESG da lugar a la búsqueda de datos verificables y de análisis exhaustivos sobre el impacto de las empresas en el medio ambiente y la sociedad.
Los desafíos de las calificaciones ESG
Uno de los principales retos que enfrentan los inversores en 2025 es la falta de integridad en los datos utilizados para las calificaciones ESG.
La ausencia de estándares uniformes y la variabilidad en las metodologías empleadas han generado un clima de incertidumbre en la evaluación de la sostenibilidad empresarial.
Además, la práctica de las empresas de presentar informes de sostenibilidad sin una verificación exhaustiva complica aún más la labor de los inversores al intentar tomar decisiones fundamentadas en información precisa y confiable.
La adopción de nuevas metodologías
Frente a esta incertidumbre, los inversores en 2025 están pivotando hacia metodologías más robustas que les permitan llevar a cabo una evaluación más precisa del impacto ambiental.
Entre estas nuevas aproximaciones, la evaluación del ciclo de vida (LCA, por sus siglas en inglés) ha ganado terreno de manera significativa.
A diferencia de las calificaciones ESG, que ofrecen una visión general y abstracta, el LCA proporciona un análisis minucioso de cada etapa de la cadena de suministro, desde la extracción de materias primas hasta la disposición final de los productos.
El LCA se perfila como el nuevo estándar para la evaluación de la sostenibilidad. Este cambio también busca dotar a los inversores de herramientas más sólidas para tomar decisiones informadas y alineadas con sus objetivos ESG.