Crecerá demanda de níquel, cobre y acero; desafío para minería

La electrificación del transporte impulsará la demanda de níquel, cobre y acero, planteando retos para las mineras en abastecimiento, asimismo, en prácticas más responsables.

En la próxima década, se prevé un aumento significativo en la demanda de níquel, cobre y acero impulsado por la electrificación del transporte. Según estimaciones de la industria minera, la necesidad de níquel crecería de 500,000 toneladas anuales a 1.8 millones en los próximos 10, lo que planteará desafíos en el abastecimiento.


El aumento de la demanda de vehículos eléctricos (EV) ha sido evidente, especialmente en China, donde las ventas han crecido 45% anual en los últimos tres años. Esta tendencia se proyecta que crezca doble dígito de 15% anual durante la próxima década.


Factores como el desarrollo de tecnologías de baterías avanzadas, la expansión de infraestructura de carga y subsidios fiscales han fomentado esta evolución. En tanto, el cobre jugará un papel crucial en este proceso, ya que las empresas automotrices prefieren este metal por su alta conductividad y seguridad.


Se proyecta un crecimiento de 10.5% anual en la demanda de cobre dentro de la industria de EV. Por su parte, el acero seguirá siendo el material predominante en la fabricación de carrocerías y elementos estructurales debido a su resistencia mecánica y facilidad de manipulación.


Retos y oportunidades en la minería

Expertos destacan que el sector minero debe mejorar su desempeño ambiental y social, considerando las preocupaciones que genera la explotación de recursos en las comunidades. La adopción de altos estándares de trazabilidad y sostenibilidad es fundamental para garantizar que la electrificación del transporte sea limpia y socialmente responsable.


Los fabricantes de EV, responsables de políticas públicas e inversionistas jugarán un papel determinante en la transición hacia una minería más responsable. Estrategias como la aplicación de tarifas a productos de regiones con prácticas ambientales deficientes, la trazabilidad en la cadena de suministro y la consideración de riesgos financieros asociados con inversiones en activos poco sostenibles son claves en este proceso.


El futuro de la movilidad eléctrica dependerá de la capacidad del sector minero para adaptarse a estándares cada vez más exigentes, asegurando un suministro confiable de metales esenciales sin comprometer el medioambiente ni las comunidades en su entorno.

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