Teleasistencia: cómo la física mejora la vejez activa y segura
La física y la tecnología juegan un papel crucial en el envejecimiento activo, al prevenir problemas a través de la teleasistencia y mejorando la calidad de vida de las personas mayores.

Desde sus albores, la humanidad ha tratado de vivir no solo más, sino mejor. ¿Son ambas cosas compatibles? ¿Cómo es posible conforme avanza la edad? Pues, paradójicamente, esto es así, en parte, gracias a las ciencias básicas como la física. El tópico literario tempus fugit es irrevocable por el momento y ni la tecnología ni la medicina han podido (todavía) detener el avance del tiempo.
Con la ciencia podemos intentar frenarlo y ganar terreno poco a poco. Sin embargo, lo único que está en nuestras manos es anticiparnos, tal y como decía el escritor romano Vegecio (apellido muy apropiado para el tema), el cual acuñó la archiconocida frase si vis pacem, para bellum, si quieres la paz, prepárate para la guerra.
Ese es exactamente el papel que debe jugar la física, la ciencia y la tecnología en la vejez: para la prevención.
El modelo de asistencia sanitaria ha sufrido cambios en las últimas décadas. El paradigma del envejecimiento activo ha sustituido al de la discapacidad al mejorar la calidad de vida de las personas a medida que adquieren sabiduría (y canas).
Desde sistemas de atención a la carta, hasta hogares inteligentes, la física y la ingeniería no solo se enfocan en el usuario, otorgándole autonomía y seguridad cuando sea necesario, sino también en el cuidador, dándole soporte y asumiendo algunas de sus responsabilidades.
Pensemos en ejemplos concretos. Un sistema inteligente podría detectar una caída del usuario y alertar automáticamente a los servicios médicos o a familiares cercanos. La integración de sensores de humo, gas o incluso geolocalización puede brindar tranquilidad tanto al mayor como a sus cuidadores.
La teleasistencia se convierte entonces en una herramienta clave para promover la independencia y mejorar la calidad de vida de las personas mayores, permitiéndoles vivir con mayor seguridad y autonomía en sus hogares. Pero no solo se trata de la seguridad física. La tecnología también ya juega un papel importante en el aspecto emocional y psicológico.
Las videoconferencias permiten mantener el contacto con seres queridos a distancia, lo que puede ser especialmente valioso para quienes viven solos o lejos de sus familias. Además, las aplicaciones de teleasistencia pueden ofrecer actividades de ocio y entretenimiento, ayudando a mantener la mente activa y estimulada.
Desafíos de la teleasistencia
A pesar de los avances significativos en este campo, aún existen desafíos por superar. La precisión de los detectores, la accesibilidad para todos los usuarios y la compatibilidad con diferentes dispositivos son algunas de las cuestiones que se siguen investigando y desarrollando. Es fundamental garantizar que la tecnología sea fácil de usar, segura y confiable para que pueda ser realmente útil para las personas mayores.
Otro aspecto crucial es la capacitación del personal sanitario y los cuidadores en el uso adecuado de los sistemas de teleasistencia. Además, es necesario sensibilizar a la sociedad sobre las ventajas e importancia de estas herramientas para el bienestar de las personas mayores. La teleasistencia tiene el potencial de revolucionar la atención médica y social a este grupo demográfico, permitiéndoles vivir con mayor independencia, seguridad y calidad de vida.