IA y energía, sinergia para el progreso sostenible
La inteligencia artificial (IA) impulsa un aumento en el consumo energético, pero también ofrece soluciones para optimizar la generación, distribución y consumo sostenible de energía.

La revolución tecnológica impulsada por la Inteligencia Artificial (IA) está transformando múltiples sectores y el energético no es la excepción. A medida que los algoritmos, los modelos de lenguaje masivos y las aplicaciones de visión por computadora exigen cada vez más potencia informática, la demanda eléctrica para alimentar los Centros de Datos crece a un ritmo exponencial, planteando desafíos y oportunidades para la seguridad energética global.
En la última década, la IA ha establecido una alianza estratégica con el sector energético, prometiendo revolucionar la forma en que se produce y consume electricidad. Sin embargo, este avance trae consigo un aumento significativo en el consumo energético. Los Centros de Datos, considerados el corazón pulsante de la IA, requieren refrigeración y potencia informática avanzadas, lo que impulsa un consumo eléctrico sin precedentes.
La proyección indica que para 2030, la demanda eléctrica de los Centros de Datos se duplicará, alcanzando casi 945 terawatts/hora (TWh), equivalente al consumo anual de Japón. Esta cifra resalta la transformación profunda que está ocurriendo en el equilibrio energético mundial, con la IA como uno de los principales motores.
A pesar del desafío que representa el aumento en el consumo eléctrico, la IA también emerge como una herramienta fundamental para optimizar la generación, distribución y consumo de energía. A través de técnicas avanzadas de análisis predictivo, las redes inteligentes (smart grids) pueden equilibrar en tiempo real la oferta de fuentes renovables con la demanda de los consumidores y de los centros mismos.
Al anticipar picos de consumo, los sistemas basados en IA pueden desviar excedentes renovables hacia el almacenamiento en baterías o gestionar la carga de vehículos eléctricos para evitar sobrecargas en la red. Esta capacidad de predecir y gestionar la demanda energética en tiempo real es crucial para mejorar la eficiencia del sistema eléctrico y garantizar la seguridad energética.
Desafíos y oportunidades para México en la era de IA
Para México, esta dualidad entre el aumento del consumo energético por parte de la IA y su potencial para optimizar recursos plantea desafíos y oportunidades. Por un lado, es necesario diversificar la matriz energética hacia fuentes renovables y gas natural para sostener el crecimiento de la IA sin comprometer el suministro a la industria y los hogares.
Por otro lado, la IA puede convertirse en una aliada estratégica para la transición energética en México. Desde optimizar las rutas de transporte de combustibles hasta predecir el rendimiento de paneles solares en zonas remotas, las aplicaciones de esta inteligencia pueden contribuir significativamente a mejorar la eficiencia energética y reducir la huella ambiental del país.
En un mundo cada vez más digitalizado, la ciberseguridad energética ha pasado de ser un riesgo teórico a una amenaza tangible. Los ciberataques a empresas de servicios públicos se han triplicado en los últimos cuatro años, y su sofisticación aumenta gracias a las herramientas de IA.
Paradójicamente, es la misma IA la que hoy ayuda a detectar intrusiones, analizar patrones anómalos y responder en milisegundos para proteger infraestructuras críticas. Por lo tanto, es crucial invertir en sistemas de ciberseguridad robustos basados en IA para garantizar la seguridad del suministro energético.
En el ámbito de las emisiones, la relación entre IA y energía podría ser neutra o incluso positiva. Aunque los centros añaden emisiones debido a su alto consumo eléctrico, este incremento es relativamente pequeño en comparación con el total del sector energético. Si la adopción masiva de IA para optimizar procesos industriales y energéticos se consolida, las reducciones en las emisiones podrían compensar con creces el aumento generado por los centros.
La IA está emergiendo como un actor clave en la innovación científica, acelerando el descubrimiento de nuevos materiales para baterías de alta densidad, mejorando la eficiencia de las células fotovoltaicas y modelando sistemas de captura de carbono. En México, es fundamental fomentar la colaboración entre universidades, centros de investigación y el sector privado para aprovechar esta sinergia y convertir los desafíos en oportunidades.
La relación entre IA y energía no es una simple coincidencia tecnológica, sino el fundamento de un nuevo paradigma industrial. Si México apuesta por políticas claras de diversificación energética, invierte en infraestructura digital segura y promueve la investigación conjunta, podrá aprovechar al máximo esta transformación, convirtiendo los desafíos en palancas de crecimiento y sostenibilidad.